“Vuela alto mi hijo Marcos Ibarra. Quiero que sepas dónde estés que te amo muchísimo, muchísimo. Siempre vas a ser mi eterno bebé. Quiero decirte muchas cosas y no  puedo. Que Dios te tenga en su gloria”, fueron las palabras con las que el abogado Carlos Ibarra compartió en su cuenta en Facebook la tragedia que golpeó a su familia con la muerte de su hijo Marcos.

La familia es de Ciudad del Este y el joven Marcos, de apenas 31 años, resultó víctima del Covid-19. Su papá contó que su hijo tenía luego asma, había sido, y que era “un poco obeso”.

Lo cierto es que el 27 de julio pasado, Marcos tuvo un fuerte acceso de asma. Pero los médicos le aplicaron un combo mbarete de remedios y se recuperó. Después, tuvo una recaída. Ahí, su esposa ya lo llevó al hospital de contingencia, en la capital esteña.

Otra vez lo medicaron y lo hicieron volver a su casa. Eso era a la mañana. A la tarde, ya se complicó más su situación. Entonces, su esposa lo llevó al IPS, donde ya quedó internado, con respirador.

En la madrugada de este último domingo fue trasladado de Ciudad del Este a Itauguá, en el Hospital Nacional.

“Ingresó a terapia intensiva. Nunca más le pudimos ver. Estuve afuera, con mi nuera. Sobrevivimos con la ayuda que nos daba la gente de acá (CDE), mis colegas, a quienes le agradezco mucho”, comentó don Carlos.

“En la madrugada de ayer, nos avisaron que Marcos estaba mal y enseguida, nos avisaron que falleció. De ahí se le trajo directo al cementerio. Estuvimos entre 10 en su funeral”, añadió.

VOLUNTAD DE DIOS

“Fue la voluntad de Dios, por más de que nos duela hasta el fondo de nuestra almas. Mucha gente nos ayudó para poder llegar hasta acá. Los médicos del Hospital Nacional hicieron lo que estaba, humanamente, al alcance de ellos”, dijo en otro momento el sufrido papá.

“Al final, mi bebé se fue. A pesar que ya tenía 31 años, seguía siendo mi bebé. Era estudiante del último año de la carrera de Derecho. Estaba casado y tiene un hijo de 5 años. Presumimos que fue contagiado en su lugar de trabajo”, agregó.

El joven Marcos trabajaba como cajero en una universidad y tuvo que ir para pagar a los profesores.

“Él se cuidaba mucho, porque tenía mucho temor. Aparte, era un poco obeso, y también padecía asma. El domingo fue la última vez que le vi con vida. Estaba muy mal, ya inconsciente. Lloré mucho”, confesó don Marcos.

“En la madrugada de ayer, nos avisaron que Marcos estaba mal y enseguida nos avisaron que falleció. De ahí se le trajo directo al cementerio. Estuvimos entre 10 en su funeral”, finalizó don Carlos.