La fiscal Noelia Montania de Narvaja, de la zona de de Eusebio Ayala, imputó al tío político de una menor de edad y solicitó al Juzgado ordene su prisión en la cacerolita, ya que según la denuncia, se aprovechó de la situación de necesidad de una adolescente y la violentó sexualmente, dejándola embarazada anga.

La madre de la menor llegó desesperada a denunciar el terrible suceso y señaló que como no tenía posibilidades de un celular o una computadora y para que su hija no pierda el año escolar, decidió enviarla a la casa de su hermana, embarazada a principios del año pasado, para que pueda seguir sus clases virtuales.

Pero el marido de la tía, comenzó a acosarla, primeramente ofreciéndole dinero para que accediera a mantener relaciones sexuales con el mismo, la menor se negó en todo momento, pero cuando su tía dio a luz, el hombre aprovechó la sitú y se metió a la habitación de la víctima para cometer el ilícito.

La victima no contó desde el principio, pues el tío infeliz la amenazó, pero como quedó embarazada, volvió a su casa y upepe oiko la jepilla, ya que terminó confesando todo a su pobre symi.

OTRO CASO EN CIUDAD DEL ESTE

En otro caso similar e igual de lamentable, fue denunciando por la propia víctima, quien sindicó como supuesto autor a la pareja de su abuela. La investigación está a cargo del fiscal Sergio Irán Villalba, quien inició proceso formal de investigación contra el degenerado y pidió su prisión preventiva. La víctima actualmente tiene 18 años de edad.

Según antecedentes, las agresiones sexuales habrían ocurrido de manera sistemática, desde que la recurrente tenía 6 años de edad. Agregó que ella y sus hermanitos iban de visita a la casa de la abuela, donde el hoy procesado les hacía sentar en su regazo, ocasión aprovechada para tocarle sus partes íntimas.

También aprovechaba reuniones familiares para atacar a la victima, por lo que nadie se percataba de la grave situación.

La joven fue asistida por la psicóloga del Ministerio Público, quien dictaminó que existen secuelas del abuso, como angustia y melancolía, perturbaciones en el sueño, conflicto en su esquema corporal. Se detectaron además, “dolor de barriga y de cabeza, tristeza y esfuerzo para hablar sobre el hecho denunciado”.