El periodista de tv

y escritor Diego Martìnez sigue batallando contra el covid-19 y desde su encierro relató como lo está padeciendo. “En estos días, como nunca antes, sufrí la falta de oxígeno. Respirar lo era todo para mí. Eso me hizo el covid. Esa fue la razón de mi silencio en estos días para dedicarme de lleno a mi salud, que a una impensada velocidad, se deterioró..No había camas de UTI en hospitales públicos, ni IPS, ni sanatorios. Con esa idea pisé el Hospital de Villa Elisa. Llené mi cuerpo de pastillas, cápsulas recetadas por médicos, inyección para esto y aquello, y sugerencias caseras que los amigos empíricos me brindaron a borbotones, todo con tal de recuperar el oxígeno que recibía a cuentagotas”, expresó.

Tuvo complicaciones y hasta le prestaron balón de oxígeno omombe’u. “Me confié por ser activo en los deportes, sano en la alimentación, por no fumar, sin enfermedades de base y por mi juventud de 38 años. En alguno de los lugares me habré descuidado y me contagié con una alta carga viral.Nunca vi el color del oxígeno, pero ante esa desesperación asfixiante por el aire, vi a mis ángeles en la tierra, entre ellos mi amada familia, compañeros de trabajo y jefes, amigos, exalumnos y personal de blanco del Hospital de Villa Elisa, en especial Gerardo Salinas, que al verme muy mal, se desvivió en ayudarme. En ellos vi el color de la esperanza que iba contra ese virus que me iba ahogando. A propósito, en ese interín, apareció una persona de buen corazón, acostumbrada a ayudar a los demás, para prestame un balón de oxígeno. Llegó en un momento muy delicado.Yo pude, gracias a Dios, contar la historia. El ahogo fue infernal. Cada tos era un disparo directo a matar. Sin exagerar, me bastaban caminar 2 minutos para que termine muy agitado. Esa asfixia juega con la ansiedad y juega hasta que uno no vea más salida que tirar la toalla. Lo sabemos bien los que hemos vencido a este malparido, llamado covid”,sostuvo.

Ahora continúa su recuperación. “Mi recuperación sigue. Hoy me aminé a publicar todo esto con un ánimo diferente, optimista, esperanzador, con tiempo para escribir, para alentar a otras personas y agradecer. Sí, gracias a la misma vida por esta nueva oportunidad de ofrecerme el intento de ser mejor persona. Tanto avanza mi recuperación que ya tengo nuevamente hambre. Sí, tengo mucha hambre”,finalizó.