Julio González Ferreira, quien se encuentra de vacaciones en Brasil junto su familia, relató el terrible percance vivió ayer en pleno mar. “‘Al agua se le respeta’, recuerdo que siempre me lo decía mi papá. Estábamos jugando en la playa, igual que todos los días desde que llegamos a Brasil para pasar nuestras vacaciones en familia. Entre juegos de Piki en la arena, y chapuzones en el agua, en cierto momento decidí ir al encuentro de las olas, buscando pasar a través de ellas una y otra vez, siempre teniendo en cuenta la profundidad del agua, y tratando de no alejarme demasiado de la costa. Pero de repente, en cierto momento, me doy cuenta que ya no tocaba el fondo!”, comenzó relatando.

González Ferreira continuó su historia, cada vez más densa. “Traté de mantener la calma, buscando acercarme de nuevo a la costa, o al menos hasta donde pueda tocar el fondo con los pies, pero todo intento de acercarme a la costa era en vano. Seguí intentando unos minutos más, pero el resultado era el mismo, yo varado en medio del mar sin poder acercarme ni tocar fondo, entonces pensé y me dije: capaz y si nado de espaldas logro acercarme. Pero sin embargo nada! Seguía ahí, varado en el mismo lugar y a unos 100 metros de la costa!”, añadió.

Un familiar suyo fue el que lo salvó de morir, literalmente. “En ese momento el cansancio y la desesperación se iban apoderando de mi, y no soy una persona que le tenga miedo al agua, pero en ese momento, y en esa situación, les juro que sentía que el océano me iba tragando, literalmente tragando y llevando hacia el fondo! Es acá en donde quiero agradecer a mi yerno, Fabio Mauricio González Chávez porque gracias a él pude aguantar el tiempo necesario hasta que llegaron los salvavidas, y gracias a él pude quedar a flote por el tiempo necesario para ser rescatados. Gracias Fabio por arriesgar tu vida para salvar la mía, gracias por sostenerme y ayudarme a seguir a flote cuando el cuerpo y la mente me decían que ya no podía más! Gracias a los 3 salvavidas de la playa Ingleses Norte, no se quienes son ni como se llaman, pero GRACIAS por el pronto auxilio que nos dieron y sacarnos del agua cuando ya pensábamos y esperábamos lo peor! Y para terminar este relato, no lo olviden, “AL AGUA SE LE RESPETA”, concluyó.