Víctor Espínola es un reconocido arpista paraguayo que llevó su instrumento y talento a distintos escenarios del mundo como Estados Unidos, México, Canadá, Europa, Medio Oriente, China, a las Pirámides de Egipto. El sonido que desprende de su arpa no es igual a ninguno, tiene el don de fusionar varios estilos musicales y conquistar al público con su increíble despliegue escénico. A los 18 años salió del país, reside en Estados Unidos, pero no se despega de sus raíces guaraníes. Espínola se encuentra en el país y conversó con Popular.

-Víctor, llegaste al país a principio de año y seguís por aquí, ¿te gusta quedarte un buen tiempo por estos lares?

-Es mi país, para mí siempre es y será el mejor país del mundo, disfruto muchísimo de lo que nunca disfruté durante todos estos años ausente de mi tierra. Ahora estoy en Asunción, voy mucho al interior. Me fascina Encarnación, Itapúa, pero aun me falta mucho por recorrer.

-Viniste para el gran concierto de Ykuá San Blas, en Encarnación. ¿Cómo viviste ese evento?

-Es la primera vez que toco en mi tierra en un evento de esa magnitud. El concierto fue mágico, una noche increíble llena de sorpresas hermosas. A partir de nuestra llegada a Encarnación no tuvieron más que atenciones y detalles para con nosotros de todo el pueblo encarnaceno. Los músicos que vinieron conmigo desde los Estados Unidos no dejan de hablar de lo hermoso que pasaron en todo el viaje

-¿Qué más hiciste por Encarnación?

-Hicimos varios master class en la escuela de artes y música de la Municipalidad. Una ciudad llena de talentos jóvenes que, por cierto, me tocó hacer una fusión con la Orquesta Sinfónica Juvenil de Encarnación y tanto me gustó que me los llevo a tocar conmigo a dos conciertos en Miami, el 29 y el 30 de abril. El último es un concierto benéfico para Ucrania. Está todo esta listo, sólo faltan las visas que ya están en gestión.

-¿Cómo te hiciste benefactor del Ykuá San Blas?

-No pude decir que no al evento cuando mi amigo Armen Grigorian me hizo el llamado. Me decía que estaba trayendo desde Armenia una cruz hecha de la piedra volcánica del Monte Ararat, donde se posó el Arca de Noé, y que la iba a instalar en Encarnación en el Ykuá San Blas y que quería hacer un festival.

-¿Entonces fue esta tu presentación oficial como artista en el país?

-Fue la tercera vez en Paraguay. La primera fue algunos años atrás con mi banda Forbidden Saints, en el teatro del Banco Central; la segunda fue el Teatro Municipal antes de la pandemia, y en febrero de este año en Encarnación.

-Recorriste grandes escenarios del mundo, llegando a Medio Oriente, a las Pirámides de Egipto, ¿pero te faltaba Paraguay?

-Siempre me hace falta mucho más de Paraguay. Por más que haya recorrido todos estos escenarios alrededor del mundo, sigo teniendo una cuenta pendiente con mi tierra. Siento que hay muchísimo más que hacer en Paraguay. Es un país lleno de talentos extraordinarios. Me encanta descubrirlos y espero desarrollar muchos más proyectos desde aquí.

-Integraste renombradas orquestas internacionales con músicos de primer nivel. ¿Eso solo se logra con talento o es indispensable algún ingrediente más?

-El talento es esencial pero no lo es todo. La disciplina es primordial. Tener un equipo humano de trabajo es indispensable.

-Hacer un tour por Estados Unidos es el sueño de todo artista, y lo lograste con tu arpa. ¿Qué significó para vos cumplir eso?

-‘El sueño del pibe’ se dice acá, ¿no? A veces paro, me pongo a respirar, miro atrás, veo todo lo que he hecho y logrado, y el pasado parece un sueño. Pero esos mismos sueños siguen sucediendo hoy. Todavía hay mucho que hacer.

-Se habla también de tu original estilo musical, no ejecutas el arpa como cualquier otro arpista, ¿cómo se dio para que lograras esa fusión de sonidos y géneros?

-Toda mi carrera la he hecho afuera. Por supuesto que tengo mis raíces bien profundas en el folklore de Paraguay, pero el compartir y tocar música con músicos de todas partes del mundo, nutrirme de estilos y costumbres, creo que ha hecho que mi estilo se defina con un gusto global, que no limita mi música a ser escuchada globalmente.

-Y no solo ejecutas el arpa, sos multiinstrumentista, cantante y compositor, ¿qué otro talento tenés que no lo sabemos?

-El arpa es mi bebé, tambien toco la guitarra, canto, compongo y produzco. Me gusta el campo, la mecánica, el fútbol, que por cierto es culpable de un gran problema de rodilla que tengo.

-¿Al principio estabas convencido de la frase que dice: “Nadie es profeta en su tierra?

-Nunca le presté atención a esa frase. Yo creo mucho en el trabajo y, para mí, creo que nunca trabajé el mercado de la música en Paraguay lo suficiente como para romper ese tabú.

-Con tu extensa trayectoria internacional, ¿te sentís valorado como artista en el país?

-Creo que Paraguay no está lo suficientemente informado de la carrera como Víctor Espínola, y me atrevo a decir que mucho de eso es mi culpa. Quiero cambiar eso y espero tener la oportunidad de mostrar a mis compatriotas mucho más de mi música.

-¿Crees que lo mejor que te pudo pasar, como artista, fue haber migrado a Estados Unidos?

-Creo que cualquier lugar en el mundo es un buen lugar para empezar lo que a uno lo apasiona. Mi carrera empezó en Paraguay y mi trabajo y dedicación a lo que amo, que es la música, me sigue dando infinitas satisfacciones por el mundo.

-¿Se puede decir que te estás convirtiendo en el Luis Alberto Del Paraná del arpa?

-Con mucha humildad y respeto a uno de los más grandes exponentes del arte y la música de nuestro país me atrevo a responder esta pregunta: Luis Alberto Del Paraná es el artista que nos puso en el mapa a todos nosotros los artistas paraguayos. En cuanto a tu pregunta, son dos épocas completamente distintas: Luis Alberto tuvo su época y Víctor Espínola tiene la suya. Somos dos artistas completamente distintos con estilos completamente diferentes. En cuanto a los logros prefiero dejarlo a criterio de ustedes los investigadores. Una vez más, con mucha humildad, honrado de ser comparado con Luis Alberto Del Paraná.

-Tu talento se expande en todo el mundo, muchos músicos paraguayos sueñan con llegar a eso, ¿qué mensaje le darías a esos compatriotas?

-Es bueno soñar, pero mejor que soñar es materializar los sueños. Nunca dejen de soñar, ¡pero no se queden dormidos!